Va de Burgos a Guadalajara en 72 horas y lo que le preguntan en uno de los pueblos cambia su vida: "Siempre la gente"

Daniel Rodríguez no buscaba un récord ni una medalla. Solo quería recorrer el Camino del Cid con su handbike y sentir el viento en la cara. Pero en esos 360 kilómetros, entre Burgos y Guadalajara, descubrió mucho más que paisajes medievales. Encontró algo que le cambió la vida: la forma en que lo miraban y lo interpelaban en los pueblos.

“Siempre la gente”, responde cuando le preguntan qué fue lo que más le impactó. “Cuando te preguntan en los pueblos, es mucho más interesante y mucho más personal, y también tiene un mayor impacto”, contaba en el programa Poniendo las Calles, de Carlos Moreno 'El Pulpo', donde se compartió esta historia de superación, humanidad y esperanza.

Daniel no siempre fue ciclista. Fue jugador de rugby hasta que un accidente de tráfico le dejó sin movilidad en las piernas. Donde muchos habrían visto un final, él encontró un comienzo. Se reinventó como deportista paralímpico, representando a España en los Juegos de Londres 2012 en baloncesto en silla de ruedas. Después, cambió el balón por la bici, y la pista por la carretera.

“Ha sido uno de los viajes que más he disfrutado, pudiendo ver todo el patrimonio que tenemos en nuestra región, la gente súper maja, muy volcada al tema del evento y, sobre todo, descubriendo nuevos sitios y nuevos monumentos”, explicaba Daniel sobre este desafío, en el que completó 360 kilómetros en 72 horas impulsado únicamente por la fuerza de sus brazos.

ás que un reto

La historia de Daniel es una historia de superación, pero también de concienciación. “Me encanta el tema de la conciencia social y la visibilidad de la discapacidad en el ámbito rural”, explicaba, recordando que hay muchos pueblos en España donde la accesibilidad sigue siendo una asignatura pendiente, y donde este tipo de retos sirven para remover conciencias y derribar prejuicios.

No era la primera vez que se lanzaba a una aventura así. En 2023 recorrió el Camino de Santiago, desde Pamplona hasta Santiago de Compostela. Fueron 720 kilómetros en 82 horas, dentro de una carrera con un tiempo límite de 85. Otra hazaña que demuestra que los límites, a veces, solo están en la cabeza.

El Camino del Cid, aunque menos popular que el de Santiago, está lleno de historia y patrimonio. Puedes conocer más sobre esta ruta cultural en caminoelcid.org, donde se detalla este recorrido que atraviesa algunas de las tierras que el Cid Campeador pisó hace más de mil años. En este escenario cargado de leyenda, Daniel escribió su propio capítulo de valor, no con espada, sino con coraje y ruedas.

Daniel y su bicicleta son el mejor ejemplo de que la discapacidad no es el final del camino, sino a veces el comienzo de uno más auténtico, más humano. Como dice El Pulpo, “cuando una puerta se cierra, siempre se abre una ventana. Eso sí, hay que saber encontrarla”. Daniel la encontró pedaleando. Y en cada pueblo, en cada conversación, en cada mirada, comprendió que la clave está siempre en las personas. En quienes te escuchan, te animan, te preguntan y te acompañan, aunque solo sea durante unos metros.