Buscar a las familias heridas

El Papa León ha vuelto a abordar la cuestión del matrimonio y de la familia, la segunda vez en apenas cuarenta y ocho horas. Esta vez se ha referido a la necesidad de que la Iglesia salga al encuentro de aquellas que están más heridas y distantes. Reconoce que muchas, con deseos sanos y verdaderos, recorren caminos oscuros que las alejan de Dios, haciéndolas naufragar… Siguiendo la imagen usada por Jesús, la Iglesia tiene el deseo de ir a “pescar” esa humanidad, para salvarla de las aguas de la confusión y la desesperanza a través del encuentro con Cristo. Y en este punto señala algo importante: muchas veces hemos presentado la vida cristiana principalmente como un conjunto de preceptos que deben respetarse, sustituyendo la maravillosa experiencia del encuentro con Jesús por una religión moralista y poco atractiva, que no puede realizarse en la concreción de la vida cotidiana. Y en ese sentido, afirma que muchos jóvenes que eligen la convivencia en lugar del matrimonio cristiano necesitan que alguien les muestre, sobre todo con el testimonio de su vida, la belleza y la grandeza de la vocación al amor que se realiza dentro del matrimonio.

Hoy las familias están heridas de muchas maneras, y lo que necesitan es el encuentro con la ternura de Dios que valora y ama la historia de cada persona con todas sus dificultades. No se trata de dar respuestas apresuradas, advierte León XIV, sino de acercarnos, de escuchar y estar dispuestos a encontrar nuevas formas de acompañar a las familias en un contexto cultural tan cambiante. Y al final, una indicación decisiva: en medio de tantos cambios, Jesucristo sigue siendo el mismo, ayer, hoy y siempre. Por lo tanto, “si queremos ayudar a las familias, es necesario que, ante todo, cultivemos y renovemos nuestra identidad como creyentes”.