El detalle en el análisis de las reliquias de San Pedro que apunta a que esos huesos pertenecen a él: "Tiene sentido"

Javier Sierra, en 'Lo Misterioso', habla, en esta ocasión, sobre las reliquias de San Pedro.

Indica Alberto Herrera que, durante su última estancia en Roma, no pudo evitar recordar que el obelisco que se sitúa en el centro de la plaza de San Pedro, es el mismo que vio San Pedro cuando le crucificaron. No exactamente ese lugar... pero muy próximo.

Afirma Sierra que "aquello era la colina vaticana. Un lugar, dicen las crónicas, lleno de mosquitos. En las faldas de esa colina es donde los romanos ajusticiaban a sus reos. A Pedro, dice la tradición, lo crucificaron ahí. Se supone que fue enterrado secretamente por sus seguidores porque, obviamente, a un reo no se le daba derecho de entierro".

Javier Sierra ha estado en las grutas vaticanas, en la tumba de San Pedro. Recuerda que se puede visitar. Previa cita. Aunque, para los que tengan mucha curiosidad, "se puede visitar también virtualmente. Es en 3D".

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Las reliquias de San Pedro

Lo misterioso' con Javier Sierra

La historia de los restos de San Pedro es muy extensa y compleja. Cuenta que "es muy interesante. Se pone de moda cada vez que llega un nuevo Papa. Justo antes de la misa que dio inicio al pontificado de León XIV, bajó a la cripta vaticana, oró.

Es un lugar muy importante para la cristiandad".

Añade que "hay todavía debate entre historiadores sobre si realmente Pedro llegó a Roma. En los hechos de los apóstoles no se menciona ese viaje, tampoco Pedro estaba entre los destinatarios romanos de la epístola de San Pablo". Es cierto que, a partir del siglo II, se mencionan la presencia de los huesos de San Pedro. Ocultos en un lugar que "no sería descubierto hasta 1941. La culpa fue del Papa Pío XII. Bajaba de vez en cuando a las criptas vaticanas y, como era alto, tenía que ir encorvado. Decidieron, para hacerle un favor, rebajar el suelo. Y cuando lo bajaron unos 80 centímetros, se dieron cuenta de que habían dado con la parte superior de un enterramiento romano".

Movieron aquellas piedras y se toparon con los restos de una basílica del siglo IV. Aquello era como una especie de muñeca matrioshka. Se había construido una obra encima de otra. De este modo, hacemos un viaje hasta el año 1942. Un año después de ese hallazgo.

Ahí se dan cuenta de que "hay una tumba antigua, que quizá pertenecía a Pedro". Hallaron inscripciones en griego y latín de lo más interesante. Por ejemplo, hay una que dice "Pedro, ruega por los cristianos que estamos sepultados junto a su cuerpo. Y otro que dice 'Pedro está aquí'. Y un monograma que daba a entender que mucha gente había ido allí".

"El Papa anuncia por la radio que se había hallado la tumba de san pedro"

Años después, esto se convierte, "en uno de los anuncios más emocionantes de la historia de las reliquias. El 23 de diciembre de 1950, el Papa anuncia por la radio que se había hallado la tumba de San Pedro. Cuando se analizaron los huesos, se descubrió que pertenecían a un varón del siglo I. Coincidía todo con la imagen que teníamos de Pedro. Eran rojizos. En algún momento, alguien los había envuelto con una púrpura de color rojo. Se había deshecho. Pero había dejado tintados esos huesos; dando evidencia de que habían sido venerados".

Y algo más: no se encontraron en esos fragmentos "ni un solo indicio de los pies. Y esto es interesante. Si a Pedro lo crucificaron, como dice la tradición, bocabajo, los romanos para bajar el cuerpo de la cruz, les cortaban los pies. Hacían que el cuerpo se desplomase. Tiene sentido que no haya ni rastro de esos pies".

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