Va a la romería del Rocío y lo que vive en plena noche le pasa factura más de dos años después: "Fue un espectáculo"
Lo cuenta una 'Fósfora' que, pese al transcurso del tiempo, todavía recuerda lo que le sucedía en el Rocío

Va a la romería del Rocío y lo que vive en plena noche le pasa factura más de dos años después: "Fue un espectáculo"
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Hablamos con nuestros 'Fósforos', en esta ocasión, sobre lo siguiente: ¿usted cómo se ha lesionado? ¿De qué forma ha sido?
La primera 'Fósfora', llamada Toni, asegura que es cocinera y "tenía muchos niños en el comedor ese día. Freí croquetas para todos. En un momento dado, se me cayó la espumadera en la freidora y metí la mano para coger la espumadera. Y no me di cuenta. Me la envolvieron, me llevaron a la clínica. Las pasé canutas. Me dieron antiséptico. Me puse un guante y al día siguiente me fui a trabajar".
José Manuel, por otro lado, tuvo un incidente con la batidora. Puse los dedos "en el cacharrito. Y me llevé dos dedos. Eso tenía una cantidad de revoluciones...fue una cuestión de comprobar la potencia que tenía".
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Inmediatamente después, Sonia asegura que lo suyo fue un poco surrealista.
Ella va siempre al Rocío y "se duerme en literas. Yo dormía en la litera de arriba. Todo estaba controlado. Después de la pandemia, fui al Rocío. Me acosté temprano porque me levantaba a las 7. En esa inercia del sueño, me senté en la cama y me tiré de la cama de cabeza. Yo no sabía dónde estaba y me llevé un susto impresionante. Toda la gente que estaba durmiendo se despertó y yo chillando como una loca. Dos años y medio después, sigo teniendo los ligamentos rotos y tengo que operarme. Fue un espectáculo".
El problema es que "cuando me dijeron que me tenía que operar, ya era demasiado tarde".
"me rompí la primera falange del dedo con un queso curado"
Roberto se lesionó de forma curiosa. Se rompió "la primera falange del dedo. Me lo rompí a lo largo y con un queso curado. Fui a cogerlo, me subí encima de una caja. Perdí el equilibrio. Y lo importante era salvar el queso. Parecía un cangrejo. Duele muchísimo. Y el médico me dijo: '¿cómo te has roto esto así?' Le dije que era un queso muy curado. Después me lo comí con muchas ganas".

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Gema tuvo un incidente en la boda de su hermana. Era la primera que se casaba de todos los hermanos. Había que abrir un confeti como a presión. Tuvo tan mala suerte que se lo puso al revés. "Reventé el confeti y no sabéis cómo me puse a llorar. Al despertarme después de la boda, me desperté con la mano de todos los colores. Me acabé operando porque fue lo que me recomendaron y se me ha quedado el dedo que no lo puedo flexionar del todo bien y, después de siete años, me sigue doliendo de vez en cuando".
Por último, charlamos con Carmen. A ella le ocurrió lo siguiente. En verano se tomó un helado. Uno de muchos. Al acabárselo, tenía "el palo en la boca. Mordí y se me quedó el palo entre dos muelas. Solución: que tuve que ir al dentista y me tuvieron que sacar una muela para sacarme el palo. Y no me lo podían sacar. Y la dentista venga a reírse. Me costó un implante que llevo ahora. Y sin comer helados".