Una investigadora de Córdoba en Boston querría volver y encuentra un gran problema: con 29 años
Ya ha creado su propia empresa de biomedicina y oncología en Estados Unidos; la mayor financiación prevista en la Unión Europea y en España para los próximos años le parece positiva, pero aún insuficiente

Carmen Labayen busca respuesta a la pregunta sobre si España logrará captar a parte de los científicos e investigadores que hasta ahora trabajaban en Estados Unidos y que tras la elección de Donald Trump quieren instalarse en otros países
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Con solo 29 años, la cordobesa Carmen Martín Alonso ya ha cumplido el sueño de muchos investigadores: doctorada en biomedicina y oncología, ha pasado por uno de los centros más prestigiosos del mundo, el Massachusetts Institute of Technology (MIT), y ha fundado su propia empresa en Boston, un referente mundial en innovación científica. Pero, pese al éxito, Carmen mantiene una mirada crítica sobre las dificultades que tendría para continuar su carrera en España.
"Mayor financiación pública y privada sería ideal, mejores sueldos, cambios que promuevan la meritocracia y de mayor flexibilidad, sobre todo en investigadores jóvenes", explica en una entrevista concedida a COPE. Sus palabras reflejan un sentir común en muchos científicos españoles que, como ella, trabajan fuera de nuestras fronteras: el deseo de volver existe, pero las condiciones aún no son las adecuadas.
España intenta atraer talento
El contexto internacional también juega un papel relevante. Tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y los recortes anunciados en materia de ciencia, muchos investigadores están explorando opciones fuera del país. España quiere ser uno de los destinos atractivos: en los próximos tres años, el Gobierno ha anunciado una inversión de 135 millones de euros para atraer a científicos líderes en áreas clave como la inteligencia artificial o el cambio climático.

Laboratorio
Carmen Martín valora esta iniciativa como un paso en la dirección correcta, pero insuficiente: “Se necesitan cambios que no solo permitan, sino que promuevan la colaboración con empresas privadas y el emprendimiento”. En su experiencia en Estados Unidos, ha comprobado de primera mano cómo la conexión entre el mundo académico y el sector privado puede ser clave para acelerar avances científicos.
Además de la inversión, otro factor relevante es la calidad de vida. Carmen reconoce que este es uno de los grandes atractivos de regresar a España, junto con el hecho de que el país sigue siendo un referente en ciertas áreas médicas. “Valoro sobre todo nuestro liderazgo en ensayos clínicos y nuestros potentes centros de investigación”, afirma. España cuenta con instituciones de renombre como el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) o el IRB Barcelona, que figuran entre los mejor valorados de Europa en el ámbito biomédico.
Convertir la fuga en retorno
El caso de Carmen Martín no es aislado. España forma parte del grupo de países europeos que más talento exporta en el ámbito científico. Convertir esa fuga en retorno es uno de los grandes desafíos de la próxima década. Para lograrlo, no basta con aumentar la financiación: es necesario transformar el sistema para que la carrera investigadora sea atractiva y competitiva, tanto dentro como fuera de las universidades.

Laboratorio de investigación del IUOPA
En este sentido, proyectos como el Plan Estatal de Investigación Científica o el refuerzo de los programas de I+D+i pueden ser herramientas útiles, pero solo si se acompañan de medidas estructurales que fomenten la excelencia, la movilidad y la estabilidad laboral.
Mientras tanto, Carmen continúa su trabajo en Boston con la mirada puesta en el futuro. Aunque no descarta volver, sabe que el camino para que eso ocurra todavía está lleno de obstáculos. Su historia es, a la vez, un ejemplo de lo que España es capaz de formar y una advertencia sobre lo que todavía queda por hacer.